A veces me gusta coger el 46 para ir al aeropuerto. Sin ningún propósito, sin tarjetas de embarque.
Sólo me gusta ver la cara de la gente cargada de maletas.
Es la emoción de una nueva aventura, un destino por descubrir en un idioma desconocido…
… un nuevo proyecto, la ilusión de un amor que con los brazos abiertos espera a miles de kilómetros su llegada.
Notar como sus pies escapan de lo seguro y se dirigen con firmeza hacia el horizonte.
Veo el miedo al fracaso y el dolor por lo que dejan atrás.
Están con los pies al borde de un abismo, pero estoy convencida de que sabrán despegar a lo más alto.
Es verdad que nada es seguro, pero la incertidumbre les hará aprender.
Entre el mar de inseguridades puedo distinguir un brillo especial en los ojos, una chispa en la oscuridad…