Categoría: Microrrelatos
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Gárgolas
Desde las alturas, las gárgolas vigilan la ciudad. Notre-Dame resplandece bajo los ojos de piedra que esperan pacientes el auge de los bestiarios y los tormentos del infierno.
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El 46
A veces me gusta coger el 46 para ir al aeropuerto. Sin ningún propósito, sin tarjetas de embarque.
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Eiffel
Daba igual que un viento horrible o que diluviara. Los locos seguían subiendo a sus 300 metros de altura para declararse amor eterno. Y ella aguantaría infiernos por seguir sintiéndolos correr por sus entrañas con aquel brillo en los ojos y una esperanza en el corazón.
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Corazón
– ¡Qué ironía, Dorothy! ¿Cómo es posible que los hombres de hojalata deseemos tener un corazón para poder sentir y vosotros, los seres humanos, prefiráis tener un cascarón vacío para dejar de hacerlo?